Hoke y Louis Amoeba traen de vuelta las olimpiadas a Barcelona

El BBO Tour de Hoke pasó por Razzmatazz Barcelona “para los niños que van de mayores”; así se vivió

(Foto de Ferran Sendra)
Por Pablo Ruiz
Treinta años después de las míticas olimpiadas que se celebraron en la ciudad condal, aparecen un par de chorbos, que hace nada eran prácticamente desconocidos en el panorama musical, para que Barcelona prenda el pebetero… U otras sustancias. La estética de BBO es completamente basada en las olimpiadas, pero las que puede vivir la gente de a pie, las “olimpiadas en el barrio”, las que se encuentran “en las 8 calles de siempre”.

El alcance de un álbum con tan poca publicidad, dejando “fuera al fisco y a las entrevistas”, ha conseguido, no solo llenar la sala 2 de Razzmatazz, sino hacerlo dos veces en un solo fin de semana. Y no podía ser en la sala 1, porque esa es la sala grande, la exuberante, porque BBO es familiar, es para pasar desapercibido. Y es que, aunque en solo 24 horas llegara a las 855.629 reproducciones en Spotify, se escucha “de fondo, en la parte trasera del auto”.

“En el polo opuesto” a la entrada principal de Razzmatazz se encuentran una pila de jóvenes esperando la apertura de la sala trasera “con un Polo puesto”, “vestidos de Lacoste, low cost”, con gorras, sudaderas, merchandising, pantalones oversize, cervezas, algún cigarrillo sospechoso y altavoces que anticipaban el sonido del concierto.

Abren las puertas y poco a poco se va llenando la sala al son de temazos como ‘Overdosin’, ‘Gangsta’s Paradise’ o ‘Doja’, entre muchos otros, mientras que el público canta, baila y alenta a la pareja valenciana que se demora en su entrada. A su vez, se intuyen las típicas preguntas previas a un concierto, “¿Habrá colabos?”, “¿Con que tema crees que abre?”, “El más top para el final, ¿no?”, etc. Se oye el sonido que da comienzo y cierre al álbum, ese sonido que redondea el trabajo y que ya es una seña de identidad para Louis Amoeba. Atravesando una cortina de humo se distingue la figura de Hoke con un canuto recién prendido en la mano, emulando, voluntaria o involuntariamente, la figura de la antorcha olímpica. Se inaugura el concierto.

Parte cantando el primer track del álbum, que a su vez representa el final de una maratón, “corto la cinta de la meta, atleta”. A sus pies, cientos de manos arriba y abajo, cuellos cerca de desnucarse, botes enérgicos y voces paralelas, mientras que él, con una sonrisa de oreja a oreja, ironiza: “Si nunca habéis llenado la Razzmatazz os lo recomiendo, esto es la hostia Barcelona”.

Dentro de lo que viene siendo un concierto de rap “está to’ ‘calmao’, to’ okay el ambiente”, en parte, debido a que el estilo de rapeo que tiene Hoke es más de estar en un banco con amigos que de desgañitarse en una fiesta. Sin embargo, cuando suena ‘Jjjj’, lo que se supone que es un público tranquilo, se transforma en una masa de posesos brincando y desgarrando sus cuerdas vocales. Incluso los versos de Cruz Cafuné, y que no interpreta el artista allí presente, se corean letra a letra, entonando hasta los ad libs.

Una de las dudas sobre el tour es si va a seguir el orden completo del disco a la hora de cantarlo, ya que salirse del circuito que propone en el trabajo supondría algo extraño para un artista que cuida tantísimo el detalle. Pero hay balas que no se pueden gastar de primeras. Opta por introducir otros singles como ‘Hi Tech’, ‘Plusmarca’, ‘Humble Kids’ o ’96ers’ entre canción y canción. La confusión se plasma en los rostros de muchos seguidores de cara al final de ‘Speedrun Skit‘, que en el LP aparece como lo que es, un skit, pero que Hoke sorprende cambiando la letra y alargando el tema como si fuese una canción completa. Por un momento aparentaba ser un freestyle, pero la teoría más lógica, ya que algún acompañante le hizo algunos coros, es que esas estrofas finales son un descarte de lo que iba a ser un track.

Louis Amoeba tuvo que detener al alicantino poco después de comenzar a cantar ‘Desamparados’. Aunque algunos esperaban la aparición estelar del otro dúo de moda en España, Ill Pekeño & Ergo Pro, lo que pasó fue que el rapero grabó un vídeo para la pareja madrileña de toda una sala dejándose el alma en las estrofas que le correspondían a la ‘MG’.

Aunque la bala que mejor tenía guardada para bien avanzado el concierto, fue la de ‘Chorbo Real’, o más bien, la de su amigo Ébano, que entró por todo lo alto y recibiendo una ovación al acabar el tema. Para que Hoke siguiera “cogiendo cardio”, el recién entrado se cantó ‘Joven Jugador‘ extraído de su álbum, también producido por Louis Amoeba, Last 2 People on Earth.

Seguramente el momento culmen del concierto fue la denominada por muchos “barra del año“. Incluso se admiten apuestas de que más de uno compró la entrada solo por esa estrofa, ¡Pero qué estrofa! (“Solo quieren titulares, como en los primeros cuartos…”). Para arroparle en el último tema, ‘Medallones’, aparecieron algunos de sus amigos sobre el escenario, entre los cuales se dejó ver otro artistazo, Nico Miseria. Finalmente, el concierto acabó como debía, con un sentido abrazo entre Hoke y ‘Lucho’, que desató los aplausos y una ensordecedora ovación del público.

“Poca palabra y mucho rap” sería un buen titular para una crónica del concierto. Porque, a diferencia de otros artistas que elaboran un espectáculo alrededor de sus canciones, este chico se dedica a rapear, que es lo que le gusta y lo hace como muy pocos son capaces de hacerlo. El show que ofrece es su música, con pocos efectos y poca palabrería, pero mucho, repito, mucho rap, que, al fin y al cabo, es por lo que sus fans, son sus fans. Todo sin olvidar el excelso trabajo de Louis Amoeba en la producción del álbum, que recibió el reconocimiento merecido en distintas ocasiones.